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sábado, 2 de febrero de 2013

Una vez más.

Por no hablar, me callas con mentiras.
Prefieres contentarme con engaños a decirme la verdad, alta y clara, aunque me basta con el "clara".
Clara, como mi reticencia, creo recordar que te decía las cosas como eran, con miedo justo a esto.

A veces, cuando ves las diferencias que existen entre las personas, te ciegas, quieres confiar, y haces oídos sordos al resto, a las similitudes. Las similitudes de las que nos quejamos todos, de las que huimos.
Las que no quieres, porque estás harto de ver.
De que te duelan.
Bueno, me estoy yendo por las ramas, pero es que es verdad.
No quería esto, estaba muy bien como estaba.
Y vas tú ahora y me creas necesidad de ti.
¿Con qué derecho te entrometes en mi vida?
No te quise, ni te quería.
Estaba asqueada de todos vosotros.
Y ahora, te quiero.
Así que por favor, haz que cambie de opinión.
Haz que no me arrepienta, de como tantas veces, confiar.

Las palabras no bastan
cuando los hechos no llegan.




Cada uno ve la verdad, su realidad, como quiere, no interfieras en la mía.




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Tu reflejo en mis ojos

Paulo Coelho.