Él. Sí, él. No se enfada si no me entiende, si no sabe lo que quiero.
Siempre me abraza cuando más lo necesito, y cuando no, también. Me pone
morros para saber que estoy bien, y así yo le sonrío como respuesta. No
se cansa de decirme que me quiere. Dice la verdad, aunque eso duela,
pero lo prefiero así. Hace que entre en calor cuando tengo frío, me besa
en la comisura mientras anda y no suelta mi mano en ningún momento. Me
recuerda con canciones. Me lo dice todo con un solo beso. No nos hace
falta nada más. Me hace reír hasta cuando no tengo ganas. Cualquier
tontería es suficiente para sacarme una sonrisilla. Siempre está ahí,
hasta los días en los que menos me lo merezco. Confía en mí. Cuando
estamos juntos es como si el mundo se parase y no existiera nada más.
Que ya no hace falta que me pierda otra vez, porque él ya sabe que me ha
encontrado. Que somos dos. Él y yo, y nadie más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario