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miércoles, 13 de julio de 2011

-Yo te prometo un para siempre, ¿tú me lo prometes?.
- Eso es demasiado tiempo, todo se puede torcer y podemos acabar odiándonos.
- Bueno, aunque te odie, si me necesitas iré.
- No lo creo... si me odias, no me querrás ver.
- Pues cierro los ojos.
- No me querrás oír.
- Pues no te dejo hablar.
- ¿Entonces?.
- Te abrazaré y te diré: ¿te acuerdas de aquella tarde en la que te prometí un para siempre? Pues lo decía en serio.

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Tu reflejo en mis ojos

Paulo Coelho.